Reportaje José Tomás http://www.elmundo.es/elmundo/2011/07/21/toros/1311244499.html
Si lo que no te mata te hace más fuerte, José Tomás se ha convertido en un titán infranqueable. Infranqueable por su resistencia a no dejarse vencer por el miedo, la sangre y el desánimo, pero también por la coraza que se ha creado a su alrededor y que ha contribuido, lo quiera o no, a apuntalar una imagen casi legendaria.
Es un tipo extremadamente delgado, aniñado, con apariencia endeble, pero capaz de disputar en el ruedo
con criaturas de 600 kilos con una única intención: ser fiel a sus principios y a su compromiso artístico, ético y estético. "No torea por dinero", dice su madre. ¿Pero quién regresa por dinero para jugarse la vida después de casi perderla, cuando ya has alcanzado todos los grandes triunfos?
Este reportaje es un intento de intentar explicar a José Tomás no a través de sí mismo, ya que permanece mudo ante los micrófonos, sino con su entorno, ese coro de voces para los que el mito sólo es hijo, amigo de la infancia, alumno, compañero de cartel, paciente y modelo fotográfico.
El resultado es frustrante, porque al intentar desligar leyenda de realidad a través de los suyos se humaniza al personaje. Y es entonces cuando sus motivos para regresar después de la terrible carnicería de Aguascalientes, hace 15 meses, se entienden aún menos. "Es una liturgia", dice su viejo profesor Antonio Corbacho, con el que no se habla desde hace muchos años pese a que ninguno recuerda muy bien porqué. "Yo le enseñé como se enseñaba a los samuráis. Su disciplina es enorme. Le torturé en los entrenamientos y nunca se quejó. Es como un hijo para mí".
Joselito insiste en que sus 90 tardes con el diestro de Galapagar fueron una prueba que acabó por desfondarle, que él era bueno y valiente, de los mejores del escalafón, pero se enfrente tuvo a una leyenda, un tipo que cuando los demás retroceden, él da un paso adelante.
Alberto Rojas | Luis Núñez- Villaveirán
Es un tipo extremadamente delgado, aniñado, con apariencia endeble, pero capaz de disputar en el ruedo
con criaturas de 600 kilos con una única intención: ser fiel a sus principios y a su compromiso artístico, ético y estético. "No torea por dinero", dice su madre. ¿Pero quién regresa por dinero para jugarse la vida después de casi perderla, cuando ya has alcanzado todos los grandes triunfos?
Este reportaje es un intento de intentar explicar a José Tomás no a través de sí mismo, ya que permanece mudo ante los micrófonos, sino con su entorno, ese coro de voces para los que el mito sólo es hijo, amigo de la infancia, alumno, compañero de cartel, paciente y modelo fotográfico.
El resultado es frustrante, porque al intentar desligar leyenda de realidad a través de los suyos se humaniza al personaje. Y es entonces cuando sus motivos para regresar después de la terrible carnicería de Aguascalientes, hace 15 meses, se entienden aún menos. "Es una liturgia", dice su viejo profesor Antonio Corbacho, con el que no se habla desde hace muchos años pese a que ninguno recuerda muy bien porqué. "Yo le enseñé como se enseñaba a los samuráis. Su disciplina es enorme. Le torturé en los entrenamientos y nunca se quejó. Es como un hijo para mí".
Joselito insiste en que sus 90 tardes con el diestro de Galapagar fueron una prueba que acabó por desfondarle, que él era bueno y valiente, de los mejores del escalafón, pero se enfrente tuvo a una leyenda, un tipo que cuando los demás retroceden, él da un paso adelante.
Alberto Rojas | Luis Núñez- Villaveirán
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